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martes, 6 de agosto de 2019

HE VENDIDO UN LIBRO DE PAPEL EN SAIGON



Parece una frase sencilla, sin importancia, pero es que vender un libro, que sea en formato papel y en la ciudad de Saigón es una hazaña.
Los vietnamitas leen como promedio un libro al año. Un amigo que se reconoce a sí mismo como buen lector me dice que lee tres libros al año… no es muy alentador.
En las cafeterías no veo a gente leyendo, solo con los espejitos iluminados de sus teléfonos. En los autobuses, en los aeropuertos, en las salas de espera… nadie.
La gente mira, pero no lee, escribe e intercambia frases cortas, inmediatas, no meditadas en sus móviles, en todos esos canales impúdicos promiscuos e inseguros que son las redes sociales, los nuevos canales de comunicación como WhatsApp, Zalo, WeChat… que luego Facebook o Google o Cambridge analítica usan para influenciarnos con mensajes a la medida de nuestros miedos y nuestros deseos. Trump, Brexit, y qué nos esperará a la vuelta de la esquina…
Por eso, vender un libro es una proeza. Nos impresionan esas cifras de “más de un millón de libros vendidos”. En España se considera bestseller la venta superior a 5000 libros.  Yo considero arduo vender uno. Porque los libros, al principio hay que venderlos de uno en uno. O bien en presentaciones públicas. Ahí puede haber más suerte. ¿Y por qué van a comprarte un libro? No saben quién eres, ni si está bien escrito, o si la historia es original. Tampoco saben si encontrarán tiempo para leer. Porque para leer hay rutinizar la lectura en el espacio de nuestra vida. Y con frecuencia no le damos prioridad. Ahí voy a contaros mi secreto. Yo leo en el gimnasio. ¿En el gimnasio? ¿Cómo se hace eso? ¿Cómo se te ocurrió? Pues como diría el “profesor” de La casa de papel, serie de moda en estos momentos, la idea no fue mía, me la dio Stephen King. Se puede leer en la bicicleta estática, en la elíptica, o se puede escuchar un podcast o un audiolibro. Al final, lo que cuenta es escuchar historias.
Decía Robert McKee en su libro El guion que “las historias nos dan armas para la vida”. Del mismo modo que los hombres de las cavernas contaban sus cacerías a los niños para servirles e inspiración y guía, las historias de los demás entrenan nuestros sentimientos, ensanchan nuestra visión. Todos necesitamos historias.
Vender libros en Saigón no es sencillo. Hay un comité de censura, los precios son bajos, el esfuerzo promocional de las editoriales es nulo, la calidad de impresión es casi de fotocopia…
Por eso ayer me sentí orgulloso, cuando desperté el suficiente interés en un amigo como para que me pidiera un libro de papel. En mi viaje de primavera a España vendí un centenar de libros, tras mucho viaje y mucha charla por la geografía española. Gracias a todos los que confiasteis en mí.
A los que no pudisteis acudir a las presentaciones, los que aun no os habéis animado a comprar el libro AMANTE EN SAIGON de editorial MUNDOPALABRAS.ES, os pido que lo hagáis. Que lo leáis y me deis vuestra opinión a través de este blog, o a través de los canales de moda (WhatsApp, Instagram, Linkedin, Twiter, Facebook…)  
Dejo el link de la editorial:
https://www.mundopalabras.es/libreria/formato/papel/amante-en-saigon/
Muchas gracias
Rubén

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