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domingo, 27 de julio de 2014

LOS LIBROS QUE ME LLEVARÍA A… VIETNAM


En alguna ocasión nos hemos preguntado qué nos llevaríamos a una isla desierta. A mí siempre se me ocurre que en mi maleta habría espacio para un libro… o para muchos. La vida en Saigón tiene muchos alicientes, pero culturales… pocos. Por ello, algunos de mis salvavidas han sido la lectura y la escritura. El lector expatriado ha recibido con los brazos abiertos el libro electrónico, sin volumen, sin peso, sin atascos en las aduanas. No cabe duda, un gran invento para los viajeros ligeros de equipaje. Y lo comprendo. Volví de mi viaje a España con cien kilos de maletas, (sin exagerar) y por lo menos cincuenta eran de libros.
Cuando escribo, o cuando me leen, algunos me preguntan ¿Cómo se te ocurre? ¿De dónde lo sacas? ¿De dónde te viene la pulsión? Pues no sé, respondo, es una mezcla de curiosidad y desafío, un deseo de contar de alguna forma. Pongo ahora la lista de libros que me he traído, un poco escogidos al azar, y que posiblemente denuncien que tengo una mente caótica, impulsiva, dispersa, pues van desde libros de texto de EGB (antiguas reliquias de extractos de literatura infantil) hasta una edición en tapa blanda de El Jabato y El capitán Trueno.
Breve historia de la filosofía, Justus Hartnack
Historia de la filosofía Universal, Bertrand Russell
Los apuntes de Malte Laurids Bridge, Rainer Maria Rilke
Cuentos de amor, Herman Hesse
El siglo de los genocidios, Bernard Brunetteau
Reflexiones sobre el yo, Krishnamurti
Escritos sobre arte, Jean Dubuffet
Los eduardianos, Vita Sackville West
Un bárbaro en Asia, Henri Michaux
El guardián entre el centeno, JD Sallinger
Los mitos griegos, Robert Graves
La formación de Inglaterra, Isaac Asimov
El miedo a la libertad, Eric From
El otoño del patriarca, Gabriel García Márquez
Las ciudades invisibles, Italo Calvino
El poeta en Nueva York, Federico García Lorca

Además de varios ejemplares de mis propios libros autoeditados, El misterio del hombre árbol y Tinieblas de seda, ambos disponibles también en Amazon, pero claro, orgullo de padre, fetichismo por el objeto, vanidad de vanidades, quería tener algún ejemplar en papel para conservar o regalar. También, por si fuera poco, me traje libros de fábulas, de Iriarte, de Samaniego, de Jean de La Fontaine, en formato antiguo, inmenso, libros de medio metro de alto, con ilustraciones en acuarela, los cuentos de Grimm, y varias recomendaciones, como el Jo Confeso, de Jaume Cabré, o Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre.
Así que ya sabéis de dónde saco las vitaminas, de libros tan variopintos, además de las series televisivas, prueba del nueve para ver cómo funcionan las tramas, en un espacio de tiempo siempre más corto que la lectura de los libros que las inspiran, valga por ejemplo, la serie Juego de Tronos, sus cuatro temporadas frente a los sesenta u ochenta capítulos que tienen cada uno de sus siete libros publicados hasta ahora.

Para acabar dejo links a los libros que he escrito, colgados en AMAZON y que se pueden comprar por precios de risa.







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