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viernes, 5 de septiembre de 2014

LA JUSTICIA LENTA NO ES JUSTICIA





El ladrón sofisticado juega con la justicia como el buen empresario con los plazos y los intereses. Pagar dentro de veinte años por un crimen cometido hoy es como devolver un crédito dentro de veinte años. Y si encima no hay que devolver el interés, o el capital, pues aún mejor.

En los últimos años hemos visto enormes robos, y otros que están aún por ver, perpetrados por la gente más poderosa de nuestro país. Cuando la justicia llega, en unos casos el crimen ha prescrito (Caso Cañelles, en Mallorca), en otros simplemente el afectado ni va a la cárcel ni devuelve la pasta (Caso Millet, caso Pujol). En medio quedan los que van a la cárcel pero no devuelven, como en el caso Roldán, y por desgracia en muchos más (Caso Matas). Y por fin, queda toda la retahíla de individuos que han malversado fondos públicos y privados (políticos y banqueros) que, no solo no devolverán ni responderán por las pérdidas, sino que permanecerán en cargos de poder.

¿Para qué sirve un antibiótico o un quimioterápico si llega tarde, cuando el enfermo ha muerto? ¿Cómo llamaríamos al médico que retrasara a propósito el remedio para una enfermedad? ¿Cómo lo castigaríamos?

La casta político-mafiosa que copa el poder en España se ha infiltrado en todos los poderes que dividió la revolución francesa, y en especial, se ha esforzado en empantanar la justicia, le ha negado los medios técnicos y recursos humanos para volverla un instrumento eficaz, y se ha blindado contra ella con aforamientos y decretos ley.

La justicia ha llegado hasta el señor Pujol… después de más de treinta años. Es una burla del sistema. ¿Cuándo comparecerán sus cómplices, los presidentes de los gobiernos de la nación (González, Aznar) que omitieron, acallaron, bloquearon y silenciaron? ¿Cuándo llegará la justicia siquiera a rozarles? ¿Y a la Corona? ¿Tan alto debemos pagar el precio de llamarnos democráticos? ¿Cabe toda esta horda de ladrones y amorales, dinosaurios oportunistas e indiferentes hacia todo lo humano que no sean las bajas pasiones, cabe en el precio por tener eso que llaman democracia?

¿De qué se quejan cuando los escraches? ¿De qué se les avergüence delante de sus familias? ¿Y no lo hace el cobrador del frac por deudas mucho menores?

Y mientras, en Cataluña el señor Más sigue con la misma canción tan sobada y repetida como una tortura nazi, con la mentira de que con la independencia se acabarán los problemas de los catalanes, como si por repetir una mentira fuese algún día a ser verdad. Los ladrones no están todos en Madrid, no señor. Los Pujol, Montull, Millet, Macià Alavedra, equipos directivos del Hospital de San Pau, testaferros de Pujol y muchos otros que se llenan la boca y tapan nuestros oídos y vendan nuestros ojos con la lengua propia y el derecho a decidir (como si pudiéramos decidir nada), y mientras se embuchacan todo lo que rapiñan en las instituciones, como los bolcheviques cuando asaltaron el palacio de los zares.


Una justicia lenta no es justicia, es un remedio caducado, una burla. Y la justicia debiera poder encausar a aquellos que les ponen palos en las ruedas, y luchar por el fin de los aforamientos. El que desee jugar al poder, que esté dispuesto a responder por ello, sin privilegios. 

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