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viernes, 2 de agosto de 2013

ESPANYA SECUESTRADA. ¿QUIEN PUEDE SALVARNOS?



Desde hace tiempo, desde mediados o finales del gobierno de Felipe González,  España vive secuestrada por hordas de desalmados, de gentuza que viene de lo peor de cada casa, los más vagos de la clase, los más aprovechados, los menos escrupulosos, menos sensibles. ¿Puede uno vivir sin empatía? El tema de la empatía se repite en la literatura y el cine, y afecta a profesiones y actividades como la medicina o la política. Películas como Blade Runner (y más en profundidad la novela de la que parte, ¿Pueden los androides soñar con ovejas eléctricas?) u Oblivion recalan en una cualidad intrínsecamente humana, la capacidad de sentir por y con el otro, de ponerse en su lugar. Pero he conocido la situación opuesta, típica en las cadenas de mando, la necesidad de olvidar un pelaje incomodo, de abandonar la crisálida de gusano que se arrastraba por el suelo sufriendo humillaciones y ahora levanta el vuelo metamorfoseado en mariposa, leve, grácil y orgullosa y que, soberbia, reniega de su pasado. (No pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió)

En la época que nos toca vivir, el grado de desprecio de nuestros gobernantes por “the ordinary people” es casi comparable al de los monarcas franceses del siglo XVIII (si no tienen para comer pan, que coman pasteles). Los recortes sociales se efectúan con la misma mano que otorga rescates bancarios de 20.000 millones de euros. Y las mismas bocas y manos que piden austeridad y bajadas de sueldos a la población desde Madrid o Bruselas autorizan legiones de asesores personales, mantienen instituciones estatales inútiles, viajan en primera clase, se asignan sueldos millonarios, o aceptan sobresueldos, declarados o no. 

Acaso nuestros políticos, en el ascenso a veces lento y desesperado por las densas y espinosas tramas de los partidos y reglas del juego democrático, sufran tanto como el gusano o el escarabajo de Kafka, y aquellos que no mueren por el camino llegan al poder con la sed y hambre de los Bolcheviques que asaltaron el Kremlin o ciudadanos franceses que invadieron Versalles. Hambrientos, codiciosos, vanidosos, despreciativos, solo hay que pensar en la cara de un ex jefe de gobierno o de su mujer, que casaron a la hija con fasto de reina, en la forma de mirar, en el lenguaje corporal, en el profundo desprecio que vertían sus palabras a todo lo que no fuera con ellos. O en la forma de hablar de Cataluña como si fuera suya que tienen aquellos políticos que evaden o guardan capitales en cuentas en Suiza, que llevan a sus hijos a colegios extranjeros, o que se compran viviendas multimillonarias en las mejores calles de Barcelona con el sueldo del cargo o del partido (¿seguro que no hay algo más?)

La justicia no es igual para todos. Casi la totalidad de la cúpula de un partido político como Unió Mallorquina está en la cárcel, mientras que en otros reinos de taifas como Catalunya, “todos los hombres del presidente” siguen en libertad después de haberse probado delitos de apropiación indebida, malversación y evasión fiscal. ¿Dónde están los Prefanfetas, Alavedras, Millets y compañía? Y un payaso con tupe y mandíbula de Madelman nos recuerda en Cataluña el derecho a decidir, cuando su pseudosocio traicionero y cambiante, Esquerra republicana, va llenando los sacos de votos de electores decepcionados por los recortes, olvidando todos que entre éstos y aquellos arruinaron a la Generalitat, el gobierno catalán.

A día de hoy, los banqueros que descapitalizaron el sistema bancario están en la calle con pre-jubilaciones millonarias (en España solo pueden prejubilarse cobrando fortunas los banqueros y los políticos). Otros en cambio, como Mario Conde en el pasado, habían sido encarcelados hasta 8 años sin piedad. La mayor parte de estos ineptos eran cargos políticos que tomaban decisiones políticas, no técnicas, desde cajas de ahorros. Cargos políticos, préstamos políticos, indultos políticos, rescates políticos.  

En España no existe una verdadera separación de poderes. Es algo denunciado desde Europa y a lo que el gobierno español hace oídos sordos porque le conviene. Los dementes intentos de Ruiz Gallardón por amordazar al poder judicial y que motivaron una huelga de jueces este año se juntan con el caso del señor Pérez de los Cobos, Presidente del Tribunal Constitucional, nada menos, (¿Por qué nunca sonríe?) militante de la formación política gobernante, algo que él mismo ve como lo más natural. Y los jueces que investigan corrupción son machacados con llamadas amenazantes y trabajan con medios apropiadamente limitados. 

Tony Judt (muerto en agosto de 2010), polémico historiador y politólogo, comenta que en la actualidad hay una crisis de ideas, con la devaluación de las religiones, la caída del comunismo y la decepción del liberalismo con sus consecuencias visibles. Hace falta un periodo de libre mercado con límites, un intervencionismo estatal moderado, políticos con vocación de hacer el bien más que de hacerse con los bienes, ciudadanos capaces de congeniar austeridad con alegría. Un periodo de más limpieza moral, cultura del esfuerzo y emprendimiento.

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