El diario Viet Nam News es de los más sucintos y a
la vez completos diarios que he leído nunca. Y siempre tiene alguna atención
hacia España. ¿Desde cuando sale alguna noticia de Vietnam, país de 90 millones
de habitantes, una de las economías crecientes en el sureste asiático, en los
diarios españoles?
Un amigo me comenta que sí, que hace poco
recogieron dos noticias, la de las hostilidades entre China y Vietnam por causa
de unas islas (según me cuentan algunos vietnamitas, su gobierno las vendió
hace tiempo a China y ahora disimula porque el país, el pueblo soberano –ja,
ja, ja– no ha visto un duro del asunto…), y la otra noticia es que habían
asesinado a un cura español.
En cambio hoy leo en el Viet Nam News que, en
plena crisis, cuando Spain is now inching
towards a full state rescue (España esta avanzando a pulgadas hacia un
rescate total del estado –una pulgada equivale a 2.54 cm, pero aún así la
tortuga ganó la carrera), que la gran decisión ha sido volver a pasar los toros
por la TVE. Eso sí, recortando derechos televisivos a los empresarios taurinos,
que recortar está de moda y nunca se ha estilado tanto como en el toreo. Así
que gracias al señor Rajoy volverán los toros a Cataluña, aunque sea por la TVE.
Y mientras el distinguido equipo político de país
tan ejemplar distrae al pueblo con más circo que pan una vez más, nuestros
banqueros, políticos y ladrones (¿alguna diferencia?) siguen en la calle. Pero
sí hay diferencias. Porque en un país tercermundista como Vietnam, el 20 de
agosto detuvieron al CEO del ACB (Asia Comercial Join Stock Bank), uno de los
hombres más ricos del país, y pocos días más tarde a su jefe ejecutivo por
“negocios ilegales” y “actuar deliberadamente contra regulaciones estatales en
materia de actividades económicas” (¿se necesitan pruebas más concretas para
enchironar a alguien?).
Mis amigos bien informados dicen que en realidad
es una guerra política al estilo ruso, como la que condenó a dos rusitos
multimillonarios a Siberia. El club político es restringido y tiene sus reglas.
Hay que haber tragado mucha quina y muchas otras cosas para ser admitido en la
familia. No se puede llegar con los bolsillos llenos de dinero, el pelo
engominado, jugando al golf y siendo propietario de un equipo de fútbol y
pretender ser el próximo candidato a presidente del país. Eso no funciona así.
Y de este modo, aunque se necesitan el uno al otro y no son el uno sin el otro,
ni el banquero es político ni el político banquero. Uno nutre y sostiene al otro,
y el otro mueve y da sentido al uno. Como el Shen y la Sangre, como el Yin y el
Yang.
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